LA CODICIA
Fue el pecado original que fracturó el alma de la tierra.
Arrastra grilletes y harapos. Escapó del infierno y se enquistó entre los hombres para dividirlos Los ha repartido por difusas soledades que se fagocitan, trastorna las almas en locura de egoísmo. Es la codicia.
Miente, miente que algo queda. Arrastra alforjas de oro, financia guerras, captura territorios, masacra y gira de cuentas cifradas. Expropia a los comuneros, quema el bosque nativo, se inventa subsidios, extiende plantaciones de ácidos pinos que asesinan coleópteros obreros. Compra trenes de segunda mano. Engaña. Desmaleza asfaltos. Escritura mentiras, come en la mano de los poderosos, traiciona proyectos, atesora sin pausa, corrompe, escala hacia el poder, lo maneja, es la codicia.
Hipócrita ayuda, expropiatoria garra, entrenadas vocerías, flautistas y sirenas. Fumarolas en la tierra, napas milenarias violentadas, tentáculos de cianuro genocida, el oro justifica romper los equilibrios. Sicarios custodios, tinterillos finos de la bestia, demuele templos. Es invasiva. El odio fructifica. Reditúa el egoísmo genocida. En la city porteña es princesa la codicia.
Debilita los nobles hierros. Usa corbatas de seda, zapatos relajados. Roba cemento de las obras públicas. Sus fuerzas mercenarias invaden, crean muros y ghettos. Los sicarios que impone venden la vista al mar, expropian los bordes costeros. Confabula, realiza negociaciones incompatibles, trafica influencias. Es la codicia.
Se inclina pragmática ante el poder, se prostituye sonriente, luce mentiras de diamantes, engoladas mentiras, puentes colapsados, tierras usurpadas. Con blanco guante escribe sus propios decretos. Malsana criatura, es la codicia.
Gárgolas de falsía, coimas del rastrero, Impúdico servilismo, conventos convertidos en expendio de comidas, es la codicia.
Es tiempo de frenarla. Que espíritus fraternos procuren reconquistas.
Blindaje de oraciones desmonte sus mentiras
Sembrar con sacrificio un campo necesario.
Vayamos con el viento hermanando un compromiso.
Un nuevo fundamento que rompa la avaricia.
Poemas desde mi barrio, América, 05 de noviembre de 2007
HERMANA
Hermana: presente…
¿Dónde han ido tus ojos, hermana?
¿Quién arrulla a tu hija pequeñita?
¿En qué rincón ha quedado tu plegaria?
¿Supiste del buen viejo, su partida?
Quizás él ya te haya visitado…
Acá todo bien, cuestión gastada
Cada familia asumiendo sus hieles cotidianas
La ausencia alargada va oxidando el alma
Se lleva el exilio…
Se lleva y se calla
Son muchos, hermana,
los que, como tú, no escriben
los que, como tú, se apagan,
Hermana de patios, guitarra, fogatas,
la vieja subsiste a fuerza y a maña
Su llanto te alcanza como estela sabia
La fuerza celeste te busca sin pausa
Inventa una nieta, teje unas palabras
Parte de los nidos, la buena quebrada,
el puerto vacío, tu aula apagada
Llega hasta tus manos, va por donde vayas
Cubre tus temblores si el miedo avasalla
Hermana, eres isla, vida camuflada
En tu territorio de hija lejana
ha ensayado alguien anular el alba
Dios quiera, hermanita,
que en tus desayunos sepas dar las gracias
Que te fortifiquen amistades sanas
Que hasta esa errante cuna llegue la esperanza
Que creas, al menos, que hay quienes te aman
Tu hija copihue, pureza lozana,
te ha de dar la fuerza en cada mañana
Dios quiera, hermanita,
que tus ojos almendra rechacen la espada,
resplandezcan claros como dos manparas
Que un suave teorema consuele distancias
Que un gato amarillo te traiga a la infancia
Te cuento ahora, hermana
Creció el eucaliptus, se secó la parra
La casa está verde, pero sin palabras
En el limonero la flor fue temprana
La guitarra muda palpita tus sambas
Mi hijo pequeño sacó tu mirada
¡Hermana, figúrate!
Esta carta larga…
no sé,
no sé donde enviarla.
Del Libro Miedo al Miedo, 1983
Apuntes sobre el exilio
Durante 16 años el derecho a vivir en el suelo natal estuvo negado para numerosos chilenos, argentinos, uruguayos. La expectativa era volver, se vivía cada día negándose a echar raíces.
De ese tiempo, este poema.
EL EXPEDIENTE OLVIDADO
Hice antesala por un siglo…
Traía en mi carpeta concienzuda
la piedra filosofal del desatino
Cabían en mi epístola atrevida
la paciencia,
quince códigos,
mi soñar y un compromiso
La institución secaba mis nudillos
Sus estampillas me creyeron pergamino
Un burócrata de azul puso diez timbres
-de negras manguillas intuí la muerte-
Continué entre espectros sigilosos
aspirando a exhibir mi pedimento,
pero un morado número en la frente
me remitió a la suerte de expediente
Me colgaron en plomo subterráneo,
broté en idearios encrespados
Maduré doblado y amarillo,
mas nadie leyó mis argumentos
Conocí la alacena de las ratas,
tirité mordida mi gran carta
Me encogí reseco como paja
mientras se hacía añicos la esperanza
Hice antesala por un siglo
La ilusión se llenó de telarañas
Cuando quise gritarles mi proyecto
la voz tenía clausurada
Hice antesala por un siglo
Equivoqué mis pisadas
En vez de sumarme a los miles
me trasnoché en burocracias
Y una oficina de partes
después de esperar un siglo
archivó mi atrevimiento
de reclamar suelo patrio
Libro “Miedo al Miedo”
Copyright Registro 59.251 16.febrero.1984